GOTÁN
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por última vez.
Juan Gelman (Buenos Aires, 1930)
La rueda de la fortuna: Tren, tesoro y profecía
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*Domingo, 7 de diciembre*ADIÓS A INÉS
Vuelvo de despedir a Inés Illán en el tanatorio del Salvador con una
extraña sensación de tristeza y a la vez ...
Hace 1 día

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