La mirada de Apolo enamorado
la tocó como un rayo.
Su alma fue llamada a una isla de luz
su cuerpo se transformaba en verdes ramas
cantantes
ebrias de puro ser.
Conoció el arrebato de nubes
indescriptibles
y la felicidad de nadar entre hojas de
diamante.
Una mirada de fuego
la sostenía sobre el abismo.
Moraba en la alegría de una fiesta
de niños y racimos.
La vida era un paso de danza
hacia el cerúleo mar resplandeciente.
La acompañan memorias encendidas
dalias de fuego
un viento
hecho de pájaros.
Déjala reposar entre fulgores
no temas por su muerte.
Graciela Maturo
Al servicio de quien me quiera: El arte de envejecer
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*Sábado, 14 de junio*HABLO DE POLÍTICA
Nunca llueve a gusto de todos. Antes me reprochaban que no hablaba más que
de política; ahora, con la que est...
Hace 7 horas
1 comentario:
De: Chinca C. Salas R
El canto exclusivo de apolo atrajo las mariposas, espantando las amarguras de los rayos
Los cielos se abrieron despacio
con el canto de los gallos marinos
Cayo la noche mientras el resplandor de las luces caían sobre las colinas y apolo engalanado con voces triunfo sobre las nubes oscuras y los cantos desconocidos que levantaban a los escandalosos rayos.
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