Tuerto rey
Esta mosca que desova en el pantano
y vuela de mejilla en mejilla, de párpado en párpado,
ha traído la peste a nuestros ojos: ya no vemos
las nubes sobre los techos de la aldea,
la sombra de la garza remontando la corriente.
Pero al atardecer, cuando bajamos a la orilla del río
y el tuerto coronado de oro repite su relato,
descubrimos a través de su boca grandes señales en el cielo,
sangre de su ojo que sueña por la tribu.
Horacio Castillo
Al servicio de quien me quiera: Porque sí y porque sé
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*Sábado, 16 de noviembre*VIVIR DEL CUENTO
---¡Siempre estás con eso de que te leerán dentro de cien, doscientos o
quinientos años, Martín, como si e...
Hace 8 horas
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