Enfrentados en la pequeña mesa
se miran largamente
intentando descifrar lo que el tiempo no borró.
Papá y el abuelo saben
que cada palabra es una guerra.
Juegan. Mueren de a poco,
callados.
En el borde del tablero,
confío que alguno me prefiera
y oculte un alfil en mi mano.
Que alguno olvide,
para que sus batallas no sean la mía.
Daniel Mariani
Al servicio de quien me quiera: Todas las cartas de amor
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*Sábado, 8 de febrero*SUEÑOS PREMONITORIOS
Soy muy sensible a la adulación. Ese es mi talón de Aquiles o mi caballo de
Troya. No es que me crea cual...
Hace 5 días
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