Enfrentados en la pequeña mesa
se miran largamente
intentando descifrar lo que el tiempo no borró.
Papá y el abuelo saben
que cada palabra es una guerra.
Juegan. Mueren de a poco,
callados.
En el borde del tablero,
confío que alguno me prefiera
y oculte un alfil en mi mano.
Que alguno olvide,
para que sus batallas no sean la mía.
Daniel Mariani
Coraje y alegría: Soy un conservador
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*Viernes 3 de mayo*ENCUENTRO CASA
Llegué por primera vez a Florencia hace ya más de cuarenta años, cuando
estudiaba en la Università per Stranier...
Hace 5 días
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